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Cuidado de la salud y del medio ambiente

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Re: Cuidado del medio ambiente
de Verónica Analia Luppi -  jueves,  24 de julio de 2008, 12:32 y

de Mirtha Rodriguez  - sabado 27 de julio de 2008 10.38
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El cuidado del medio ambiente, influye indiscutiblemente en el cuidado de la Salud, estos dos conceptos están unidos indefectiblemente e interactúan dinámicamente, es bien sabido como el deterioro del medio ambiente produce enfermedades y hace peligrar la salud del ser humano, por lo tanto el docente hospitalario, que desarrolla su actividad luchando contra los estragos que
produce la enfermedad en niños, adolescentes y adultos y llevando esperanza, estímulo, motivación, saber, no puede cumplir bien su función, sino está comprometido  con el cuidado del medio ambiente.

Me parece que el docente hospitalario es un bastión   en el cuidado del medio ambiente y por ende un defensor de la salud.

Desde pequeños gestos y ejemplos enseña a preservar y cuidar, primeramente el ambiente inmediato, aquel en donde se
desenvuelven sus alumnos y luego lo extrapola a la realidad provincial, regional, nacional y mundial.

Las problemáticas ambientales, la pobreza, la marginalidad , la desaparición de flora y fauna autóctona, la destrucción  de la biodiversidad, la aparición de nuevas enfermedades debido a la
contaminación, a la falta de condiciones de vida dignas...

todos son temas y problemas que aborda el docente con sus alumnos a través de distintas actividades.

El docente hospitalario sabe que cuidando el medio ambiente, nos
cuidamos nosotros, los seres humanos que lo habitamos y que tenemos el compromiso de protegerlo y preservalo para  los niños de hoy y  de
mañana.

A través de distintas acciones de promoción primaria de la salud,
el docente hospitalario involucra a sus alumnos, a las familias de sus alumnos, al entorno en donde desarrolla su actividad y los compromete con el cuidado de sí mismos, de la comunidad, del ambiente. 

Me parece que es un tema transversal que está siempre presente y un compromiso asumido con la misma intensidad que el compromiso que asumimos día a día con la tarea docente y con cada uno de nuestros alumnos en particular.
                                                     

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Esta es una copia del mensaje publicado en AulasHosp 1°.

Para responder a este mensaje diríjase a:
http://www.educared.org.ar/espaciodeformacion/mod/forum/post.php?reply=27762

Re:
 

El cuidado de la salud, y el cuidado del medio ambiente, están muy relacionados uno con otros, dado que si no cuidamos el medio donde vivimos, estaremos más expuestos a enfermedades, dados que los residuos sólidos, que se producen en las ciudades, si no son tratados adecuadamente, producen graves enfermedades en las personas, al igual, que los basurales que existen, por no poseer plantas de tratamiento de la basura, es un lugar muy propicio, para que perros y ratas existentes en el lugar transmitan enfermedades a las personas.

Actualmente se está trabajando mucho, a lo largo de toda la escolaridad, de las personas el tema del cuidado del medio ambiente, debemos como docentes en general, hacer tomar conciencia a nuestros alumnos, de las graves consecuencias que puede generar el no cuidado del medio ambiente, y las problemáticas que existen, como la tala indiscriminada de árboles, tan necesarios, para el bienestar de las personas, o la sobreexplotación de los suelos, que trae aparejado, graves consecuencias.

Hoy en día, mucho se sabe sobre el calentamiento global, y es un tema que a los chicos les gusta investigar, dado que aprenden contenidos, a partir de las actividades cotidianas que se realizan en cada hogar.

Cariños Mirtha Rodriguez



 

EL AÑO MUNDIAL DE LA FISICA

Saturio Ramos
Vicerrector de Investigación
Universidad de Sevilla

Publicado el día 16.5.2005 en el Diario de Sevilla

Year of the cat es una bella canción con la que hace unos cuantos años el cantante Al
Stewart consiguió entusiasmar a cientos de miles de jóvenes indecisos entre la rebeldía
glamorosa de los Rolling y el glamour menos rebelde de los Beatles.

El Año Mundial de la Física que por acuerdo de Naciones Unidas se celebra en todo el
mundo en este dos mil cinco, cuando se cumplen cien años de la publicación de la teoría
de la relatividad especial, y en coincidencia casual con el quinto centenario de la
Universidad de Sevilla, aspira a movilizar las conciencias de una minoría de esos ya no
tan jóvenes y de algunos mas, básicamente estudiantes, que sientan curiosidad “por
unos ideales que puedan iluminar su camino: la Amabilidad, la Verdad y la Belleza”, en
palabras de Einstein.

Habría que buscar tres pies al gato para encontrarle algún paralelismo con la física que
pudiera justificar el título, intento bastante inútil, por otra parte, si tenemos en cuenta
que el gato mas famoso de la física, el gato cuántico del físico Erwin Schrodinger podía
estar en un estado de interferencia vivo y muerto siempre que no lo observáramos.

¿Quien ha sido la persona que, para bien o para mal, ha tenido mayor impacto en la vida
del siglo XX? Durante varios meses los editores de la revista Time buscaron contestar
esta pregunta. Entre una larga lista quedaron tres finalistas.
Uno fue Franklin D.Roosevelt por su contribución a la derrota del nazismo y la superación de la depresión
de 1929. Otro fue Mahatma Gandhi por su revolución de la no violencia que llevó a la
independencia a más de mil millones de personas. El otro candidato fue Albert Einstein
cuyas teorías científicas son una base fundamental del desarrollo tecnológico
exponencial del siglo XX. El último día de 1999 la portada del Time rinde homenaje a
la elegida como “Persona del Siglo”: el físico alemán, que había renunciado a su
nacionalidad tras la ascensión de Hitler al poder, Albert Einstein.

En el año 1905 ni yo ni el amigo Al Stewart éramos siquiera un proyecto de vida futuro.
Pero existía una persona, físico por más señas, que con 26 años y después de soportar
cierto desdén por parte del sistema establecido se aburría en un mediocre empleo en la
oficina de patentes de Berna. Lo que ni Al ni yo podíamos imaginar años después, ni
tampoco haber conocido aunque hubiéramos viajado hacia atrás en el espacio-tiempo, es
que aquel genial teórico, sin pretender en absoluto revolucionar la tecnología de los
discos de vinilo, llenaba páginas con fórmulas físicas y matemáticas que a la postre
serían el fundamento imprescindible para que podamos disfrutar de la perfecta audición
de Year of the cat en un disco compacto de tecnología avanzada o visionar uno de sus
conciertos en el DVD.
Pero en ese año la imaginación de Einstein voló tan alta que le llevó a publicar cinco
artículos científicos de impacto sobre la naturaleza de la luz, la materia, el espacio y el
tiempo, y que sin duda supusieron, junto con la teoría de la relatividad general
publicada quince años después, no solo una revolución en el conocimiento y en la
concepción del cosmos sino que, además, aportó los sólidos cimientos del espectacular
edificio tecnológico que se está construyendo en las últimas décadas.
Einstein encarna el paradigma positivo, en estos tiempos de auge de la neo-tecnocracia,
de lo estéril que resulta la polémica, ajena a los investigadores, entre investigación
básica y aplicada y del absurdo conceptual de distinguir sin más entre conocimiento útil
(¿) y conocimiento, cuando la posibilidad de definir correctamente “lo útil” o lo
“utilitarista” dentro de coordenadas de intereses espacio-temporales es más relativa que
lo que afirma la propia teoría de la relatividad. Si el siete veces campeón de fórmula 1
Michael Schumacher fuese un hombre agradecido, no tengo razones para pensar que no
lo sea, podríamos verlo cualquier día ante la tumba de Einstein agradeciéndole sus
predicciones teóricas sobre un nuevo estado de la materia, el condensado de Bose-
Eintein, alrededor de cuyas investigaciones se desarrolla una tecnología de nuevos
productos para lubricación de motores. Metidos en carreras es probable que el corredor
perdido de la Paris-Dakar ignore que su sistema de localización por satélites GPS no
funcionaría sin tener en cuenta la Teoría General de la Relatividad. Y seguramente mi
hija no estaría disfrutando de su cámara digital si el genial físico no hubiera investigado
el efecto fotoeléctrico, trabajo por el que le concedieron el Premio Nóbel en el año
1921. No debo olvidar, por fin y para no cansar, que la semana pasada mi amigo y
vecino se operó creo que de próstata en un plis-plas aprovechando la última tecnología
láser lo que le permitió dormir esa noche fuera de la clínica.
Al menos en los avances tecnológicos importantes con incidencia en el bienestar de los
ciudadanos la creación y desarrollo del conocimiento científico, esto es la investigación
de calidad, ha sido y seguirá siendo la condición imprescindible. En 1831 el físico y
químico británico Michael Faraday había descubierto la inducción electromagnética y la
dinamo. El ministro de Hacienda británico Gladstone le interrogó sobre la utilidad
práctica de la energía eléctrica. El físico le contestó “un día podrá usted gravarla con
impuestos”. Casi cincuenta años después Thomas Alba Edison encendió la primera
lámpara de hilo incandescente. Faraday no pudo ver la luz porque había muerto doce
años antes. Pero a partir de entonces todos los ministros de Hacienda del mundo tocan
palmas en honor de los dos científicos.
En asuntos en que nos jugamos qué futuro queremos y podemos construir como, por
ejemplo, el espacio europeo de educación superior, la sociedad del conocimiento o la
revolución tecnológica, no debemos dejar solos a los políticos y los tecnólogos. A los
primeros porque tienden a ser cortos de vista por imperativo electoral y a los segundos
porque son capaces de construir sólidos puentes en medio del océano. Y nos tememos
que eso no ayuda a que seamos un poco más felices.