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JMAYORGA

SABER NO SABER ES REALMENTE SABER

Saber no saber es saber real."
Augusto Ricciardelli
Aprender a no saber parece... paradójico. Siempre que aprendimos lo hicimos para saber, para desarrollar una competencia, una habilidad o un conocimiento específico. Sin embargo en estos tiempos de crisis, incertidumbre y cambios acelerados cada vez es más frecuente encontrarnos en situaciones nuevas, no previstas, para las cuales no estábamos preparados. Cabe preguntarnos, entonces, ¿cómo estar preparados para lo que no sabemos que va a ocurrir?

Ya no alcanza sólo con aprender para saber determinada cuestión. Tenemos también que aprender a no saber. Aprender a no saber, no tiene que ver con un aprendizaje técnico o específico, sino que tiene que ver, fundamentalmente, con el desarrollo de actitudes, formas de ser y de estar, que nos permitan movernos con agilidad, eficiencia y bienestar en una realidad siempre cambiante y siempre nueva. ¿Qué podemos hacer?

Pasar de la Arrogancia a la Humildad: Reconocer que no sabemos. Este reconocimiento es el primer paso para disponernos al aprendizaje. Nadie se dispone a aprender aquello que cree saber. Reconocer que necesitamos del otro. Pedir ayuda, buscar quien nos enseñe, escuchar otros puntos de vista, aceptar lo diferente.

Pasar de la Mecanicidad a la Creatividad: Muchos de nosotros asociamos el aprendizaje con la repetición mecánica, con estudiar de memoria o acumular información. El aprendizaje creativo surge cuando nos disponemos a descubrir lo nuevo, a inventar nuevas posibilidades, a otorgarle a cada experiencia la frescura de lo irrepetible.

Pasar del Miedo a la Confianza: Si castigamos los errores, generamos miedo. Si aceptamos los errores como parte del aprendizaje, generamos confianza. Y es la confianza la emoción fundamental que nos permite aprender y movernos en lo incierto.

Pasar de la Reactividad a la Proactividad: Como seres humanos tenemos la libertad de elegir cómo responder a los acontecimientos que se nos presentan. Una respuesta reactiva surge del pasado, de experiencias y condicionamientos previos. Una acción proactiva es una acción nueva: es ejercer el poder de intercalar, entre el acontecimiento y nuestra respuesta, nuestra capacidad de reflexión y elección.
Aprender a no saber es descubrir que "cuando nada es seguro, todo es posible"; es recuperar el asombro y el misterio en nuestra mirada; darle el valor a cada momento, a cada experiencia, a cada persona, por ser únicos e irrepetibles.

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